6.12.07
Cada vez estaba más confuso, empezaba a sentir algo por Rosette. Sabía que eso no era posible, pero ya me daba igual lo que pensarán mis superiores. No quería dejar de besarla, me sentía cómodo y muy tranquilo. Seguramente ellos ya sabrán mis últimas acciones, así que no creo que tarden en mandarme a un sustituto, pero eso no se lo puedo permitir no puedo dejar que ella muera. -Te lo contaré todo Rosette me miró con una cálida sonrisa, me tomó de la mano, y nos sentamos juntos en su cama. -No tienes por qué hacerlo Axel, no quiero que tengas problemas por ello, lo entenderé si no me lo cuentas.- dijo ella, de forma compresiva. Rosette se sonrojó al escucharme, parecía no entenderme. -Axel... yo... no entiendo por qué tú...- comentó entrecortada, luego bajó la cabeza, y cerró los ojos. -Lo siento pero, no lo comprendo.- continuó. Rosette apoyó su cabeza en mi hombro, y sollozó. La miré y vi sus ojos llenos de lágrimas. No sabía bien por qué, pero me sentí mal al verla llorar. - Bien pues mi misión era la de juntarte con tus hermanas, ya que si os juntáis las tres sucederá un gran poder que causará el Apocalipsis Al escuchar sus palabras de golpe me puse muy colorado. - Yo también te quiero, ahora ya empiezo a entender ese sentimiento que tengo, ese de no querer alejarme de ti para nada. Al final acabamos besándonos y nos quedamos así durante bastante tiempo, cuando de pronto - ¿Estás bien? Maldita sea parece que ya se han movilizado. Rosette asintió, la cogí con fuerza por la cintura, y salimos por la ventana sobrevolando la casa. Allí estaban los angelitos, esperándonos. - Bueno son solo sirvientes, será fácil acabar con ellos. Quieres probar de usar tus poderes, yo te cubriré. Seguidamente, Rosette me cogió la mano, y me la fue soltando poco a poco, quedándose sola, en el aire. Había conseguido controlar la fuerza anti gravedad. Ahora se encontraba concentrándose. De repente una luz destellante invadió el lugar, y cuando pude abrir los ojos y ver qué había ocurrido, vi como los ángeles caían derrotados, y Rosette perdía fuerzas y también caía. - Resette!!! - grite al ver como se caía y me lancé rápido hacía ella agarrándola. Lo has hecho muy bien, ahora descansa un poco - dije dándole un beso en la frente. Ella cerró los ojos con una sonrisa en sus labios, y se desplomó en mis brazos, inconsciente. Se había entregado demasiado a aquel ataque, aún no sabía bien cómo controlar sus poderes.
Kyo
se reencarnó a las
2:24 a. m.
- Seguramente ellos ya lo sabrán, y ya estarán pensando en traer a otro.
-Eso quiere decir que... tú...- susurró con tristeza
- No les dejaré, en el momento que me llamen iré a hablar con ellos y si me quieren remplazar me haré un desertor y me quedaré a tu lado para protegerte, dejaré el infierno por tí.
- Has despertado algo en mí, y ahora no puedo ignorarlo. Quizás también haya ocurrido porque aún no soy un demonio completo.
-¿El Apocalipsis? ¡Pero significaría la muerte del planeta! ¿Podríais vivir los demonios a pesar de morir éste?- preguntó ella desconcertada.
- Exactamente no sería la muerte del planeta, el infierno subiría al cielo y el cielo descendería. Por lo visto eso es algo que quieren mis superiores y yo solo era un mandado.
¿Tú también deseas eso Axel? Eso es... horrible.- dijo secándose las lágrimas.
- No, la verdad es que no me lo había planteado, ya ves estaba aislado de este mundo no conocía nada de el.
-Axel... me alegro de que seas un demonio... porque, si no hubiera sido asi, tal vez no te hubiera conocido...-
- Pero si hubiera seguido con la misión, a saber que hubiera ocurrido.
-Prefiero no pensar en ello... oye Axel, ¿puedo hacerte una pregunta?-
- Claro, ¿dime de que se trata?
-¿Qué harás cuando todo haya acabado...? quiero decir... ¿qué harás cuando evitemos el apocalipsis y los demonios sean desterrados?-
- Ya no tendré lugar en el infierno, así que me tocará quedarme oculto esperando a que manden asesinos tras de mí.
-¿Asesinos? ¿Esperarlos? ¡De eso ni hablar! ¡No puedes estar todo la vida esperando que alguien venga a matarte! Verás... yo había pensado que... tal vez... podrías quedarte aquí...-
- Pero estarías en peligro si me quedo aquí.
-No me importa, no podría estar tranquila sabiendo que estás en algún lugar, en peligro...-
- Gracias Rosette
-No tienes nada que agradecerme Axel... te quiero.- dije precipitadamente, en un impulso.
Rosette sonrió y se acercó a mi, quedándose completamente pegada a mi cuerpo. Nuestros labios casi rozaban y poco a poco ella iba cerrando los ojos...
tuve que lanzar a Rosette sobre su cama ya que nos había lanzado una bola de energía desde fuera.
-Sí... estoy bien, ¿y tú? Axel ten cuidado, yo te ayudaré a acabar con ellos.- dije decidida.
- Si no te preocupes, solo es un rasguño. Son esos malditos ángeles, será mejor que salgamos fuera sino acabaran destruyendo la casa.
-Si, lo intentare.-
