19.8.08
Un largo pasillo blanco, en el cual es imposible ver el final.
Johann
se reencarnó a las
9:22 p. m.
Después de un tiempo, llegué a aquel lugar sagrado. Una amplia puerta blanca, dorada, sagrada que pocos podían colocar sus manos sobre ella. La abrí lentamente y pedí permiso para entrar, recibiendo una leve respuesta poco después.
Frente a un gran ventanal estaba mi señor, Dios. En la tierra lo solían describir de una manera muy diferente a la real, pero él siempre sonreía y afirmaba que no importaba. Estuvo por un momento en silencio pero luego, sin girarse hacia mi, me dijo:
-Xión, ¿te has encargado de todos ya?
-Sí, señor.-asentí, agachando la cabeza en señal de respeto.
Extraños sucesos en el cielo. Informaciones erróneas o que simplemente que no son dadas. Entre los Godels comenzó a infiltrarse mala gente. O quizá, unos malos sentimientos se hicieron con muchos. Sea como sea, mi misión había sido encontrar a todos los ángeles corruptos y terminar con su existencia.
-¿Recuerdas el asunto del Apocalipsis, Xión?-preguntó, tras estar unos segundos en silencio.
Cómo olvidar algo como aquello. Durante años aquellas profecías no hacían más que repetirse y repetirse, hasta que llegó el momento en el que ellas nacieron. Si vivían y se encontraban… la destrucción del mundo, el Apocalipsis, borraría cada símbolo de pureza, por pequeño que fuese. La vida desaparecería para siempre.
-Sí, señor.-Asentí.
-¿Recuerdas también a quién mandaste?
-A Nanak, señor. Por los informes que había recibido era el más indicado para ello. Se le entregó el paradero de la niña con poderes oscuros y se le mandó allí.
-¿Cuáles fueron sus órdenes?
-“Impedir que ellas se encuentren”.
Un largo silencio se ocupó de la sala durante varios minutos.
El hecho de que el mundo no hubiese desaparecido quería decir que Nanak había hecho bien su cometido. Aún así… por las palabras de mi señor pude intuir que algo no iba bien.
-Quiero que vayas.-Dijo poco después.- Vé cómo hace las cosas Nanak. También visita a las otras dos chicas y evalúa la situación.
-Sí.
-Y también… -me miró sólo por un momento de reojo.- tienes permiso para hacer lo que sea para evitar su encuentro. Da igual lo que sea.
“Da igual lo que sea”
Nunca había oído de él unas palabras como esas. Normalmente sus ordenes eran “mira, observa y analiza. Luego informa. Después actúa”. Hice una reverencia poco después, tras darme los detalles, y marché a la Tierra humana.
Me encontraba en la ciudad en la que la niña con poderes oscuros y Nanak estaban. Era de noche, hacía algo de frío por lo que me coloqué bien la chaqueta. Ahora, con mi nueva apariencia, era uno más entre la multitud.
-Es fácil.-pensé.- encontrarles.
Pasé junto a una joven, de pelo rojizo y muy largo. Vestía completamente de negro, camisa, falda y medias hasta las rodillas. La miré de reojo y la seguí con la mirada. Era…
-No puedo creer que sea ella.-farfullé, me giré y la miré alejarse.
Caminaba absorta, ajena a la realidad, ya que iba escuchando música.
La seguí pacientemente. De golpe, se giró bruscamente y me miró a la cara.
-¿Qué haces?-espetó.
-¿Perdone?-susurré.
-Me está siguiendo desde antes.-Gruñó, frunciendo el ceño. Por su gesto, yo le daba algo de… repulsión.
-Se equivoca.
Me miró de reojo, luego echó a correr dejándome atrás. Me mantuve quieto y no la seguí. Podía encontrarla solamente por su energía, por lo que por ahora prefería que no me considerase un… “acosador”. Con que ella es Shana…
Sonreí levemente mientras se alejaba.
